Se trata de la ampliación de 1994 un documental que ganó el oscar al mejor cortometraje en 1986.
Dirigido por Chuck Workman, se trata de una composición con cientos de fragmentos de películas clásicas y bandas sonoras míticas que, a pesar de durar segundos (o incluso menos), son perfectamente reconocibles por todo amante del buen cine. Y despierta muchos sentimientos. Vedlo y lo comprobaréis.
Una vez digerido... una reflexión publicitaria en dos frasea: ¿De verdad pueden llegar a tener tanta fuerza afectiva estos fragmentos? ¿Por qué no conseguimos este resultado con los spots?
Y por cierto, en microsiervos hablan también de este corto.
Mañana, un poco más de cine, con lo que no he podido enlazar hoy.
R. escuchaba el ruido de la nevera
R. ha cenado tortizza (mañana, en el blog de recetas)
R. está somnoliento y muuuuy cansado
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