sábado, 20 de enero de 2007

Un sueño extraño

Día neblinoso en Salamanca. Las calles están húmedas y la ciudad dormida. El silencio de la mañana es roto por algún coche solitario. En algún lugar de la ciudad la luz de un flexo rompe la niebla y se escucha el ruido de un ordenador. El aroma a café inunda la habitación.
Las imágenes, llenas de letras negras sobre fondo blanco, del monitor se reflejan en la cara de un hombre, un chico. Está poco y mal afeitado, con el pelo largo y revuelto. Los únicos adornos en su cara son unas gafas sucias y un cigarro apagado que resbala por la comisura de los labios. Su ropa, sólo para que conste que no es un pervertido y que va va vestido, un chándal nike y una sudadera de la cruz roja. Se intuye una camiseta friki con el pantallazo azul debajo de la sudadera.
Hoy he tenido un sueño extraño. Pensé que escribía un blog. Y que me gustaba... pero cuando por fin estaba satisfecho con el ritmo de escritura y con lo que escribía, tenía que dejarlo.
Eso era lo que escribía, en un archivo de word que le acompaña desde hace años, a modo de diario. Poco sospechaba este hombre, este chico, al que llamaremos R. que eso que creyó soñar no fue más que la realidad, la pura realidad de un tiempo en que no tenía que usar el word para llevar su diario; una realidad borrada del espacio tiempo, como tantas otras, por esos seres que gobiernan nuestro destino; una realidad que lucha por volver a hacerse presente.

Hasta aquí puedo leer

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